SOLICITADO POR JORGE RUMI (SERVICIO DE EMERGENCIA 107)
Dentro de los hechos más dañosos que afectan a
nuestra sociedad, se encuentran los accidentes en moto, los motociclistas son
el grupo de riesgo más expuesto a sufrir daños, siendo conductores o pasajeros.
Los accidentes de moto provocan daños y, por más
leves que parezcan, siempre generan lesionados, y consecuencias que afectan la
vida de nuestras familias cordobesas.
Los riesgos de sufrir un accidente en moto se
presentan a diario y una conducta preventiva es la mejor manera de reducir esta
posibilidad.
Es necesario entender que la circulación en nuestra
ciudad está colapsada, esto genera enormes dificultades entre los
automovilistas y los motociclistas.
Las diferentes condiciones del tránsito que se pueden
presentar condicionan a los conductores a tener variados conflictos por
resolver.
En las áreas urbanizadas de toda la Provincia de Córdoba
circulan diariamente cientos de miles de motos, como resultado del reciente
crecimiento explosivo del uso de este tipo de vehículos. En tres años el parque
de motos y ciclomotores creció cinco veces más que la población, llegando a más
de medio millón actualmente. Diariamente se incorporan al tránsito de nuestra
provincia, entre 200 y 300 motos, el 65% de estos conductores son novatos.
Las razones son variadas: su facilidad de maniobra,
sus bajos costos y la aparente sencillez de manejo son algunos de los factores
que han ayudado a esta verdadera revolución sobre dos ruedas, en especial de
jóvenes en nuestra ciudad y en el interior de nuestra provincia. En casi todas
las ciudades de más de diez mil habitantes, la tercera parte de los viajes
motorizados se realizan en motocicleta.
Por relativamente poco dinero, este vehículo nos
permite “acortar” distancias, haciendo más práctico el llegar a nuestro
trabajo, colegio, facultad o casa.
Además de ser un medio “muy de onda” para la salida
colectiva con amigos en
el clásico paseo de las tardes y noches de fin de
semana.
Lamentablemente, el lado negativo de la historia lo
representan los miles
de traumatismos de cráneo que, debido al “mal” uso de
este vehículo, han
asombrado a la sociedad en los últimos años.
Para colmo de males ese riesgoso traumatismo sucede
en el sector más prometedor de los jóvenes cordobeses. La estadística es
aplastante: los accidentes de tránsito
son la primera causa de muerte para niños mayores a cinco años, adolescentes y
jóvenes.
Tratando de buscar explicaciones a este fenómeno
social nos encontramos
frente a razones variadas pero todas ellas tienen en
común un aspecto: la falta
de conciencia, individual y colectiva. La mayor
expresión de esa aseveración
es el manejo temerario de la mayoría de los
conductores, sin distinción de
edad, sexo o región de la provincia.
Algunas de las malas costumbres que hablan a las
claras de la inconsciencia y del mal uso de un vehículo tan versátil como una
moto son: el no uso del casco protector,
la falta de espejos, la modificación de los sistemas de suspensión, el típico
“Tuneo”, la circulación con luces inadecuadas y en otros casos sin luces (delanteras
o traseras) sin patentes y la horrorosa
visión de niños llevados en pésimas condiciones de seguridad.
Una de las alternativas que existe es motivar a los
conductores de moto a aprender, tomar conciencia y autoprotegerse. Generando
cursos de aprendizaje dinámicos, modernos y estimulantes, para lograr una
conducción más segura y actualizada a la realidad de nuestras calles; con un
circuito apropiado para la demostración de destrezas.
La necesidad es la de generar conductores con
conocimientos teórico/prácticos de idoneidad conductiva, que aprendan a
conducir eficiente y responsablemente.
Estas habilidades necesarias para un conductor de
motos “seguro”, deben adquirirse previamente a la obtención de la licencia
habilitante. Ya que sino, estamos poniendo a los aspirantes a conducir una moto
a que se expongan innecesariamente a los cada vez más peligrosos riesgos de
nuestras calles.
“Con las consabidas consecuencias que ya todos
conocemos”.
Se les debe explicar la importancia que tiene estar
preparados para salir a nuestra “jungla de cemento”, conduciendo con extrema
precaución y concentración.
Para manejar una moto eficientemente hay que conocer
técnicas de manejo defensivo, que no se aprenden en las calles, y estar
mentalmente preparado para conducir responsable y respetuosamente.
Se debe, no solo aprender, sino que incorporar el
hábito de utilizar los elementos de seguridad y la indumentaria adecuada; las
que generaran en este conductor novato, la internalización de hábitos más
seguros desde el comienzo de su interacción con el tránsito.
La conducción de un vehículo de dos ruedas y la
gobernabilidad de todas las maniobras con su moto, son muy diferentes a
conducir una bici o un auto. Por lo que es necesario adaptarse a un manejo
diferente y complejo.
Un estudio realizado por INCOSE (investigación,
concientización y seguridad) sobre más de 100 encuestas realizadas a
conductores de moto y auto que se vieron involucrados en “accidentes de
tránsito”, el 65% de los encuestados, consideró que el choque se produjo por
“NO VER LA MOTO”o porque “VENÍA MUY RÁPIDO”.
Si tan solo lográramos que los motociclistas
entendieran la importancia que tiene “ver bien y ser bien vistos”, tan solo con
esto, lograríamos disminuir sustancialmente los siniestros. Ya que cuando se
habla de “ver bien”, nos referimos a la importancia que tiene poder proteger
sus ojos contra el viento, la tierra, un insecto, la lluvia, piedras, aceite o
combustible que levanta con sus ruedas un vehículo que lo precede, etc.
Las lesiones oculares han crecido sustancialmente
desde que el fenómeno ”motocicleta” está en las calles. Irritación ocular,
lagrimeo inusual, traumatismos en los ojos, cuerpos extraños incrustados y
hasta úlceras de cornea, se reiteran en centenas en niños y adultos jóvenes.
He aquí la importancia que tiene un buen casco, con
una visera transparente de alta calidad, antirrayas y resistente.
La otra parte de la frase, “ser bien vistos”, se
refiere a poder ser divisados a cierta distancia, ser vistos con claridad por
el resto de los vehículos y peatones que transitan la ciudad. Para eso suele
ser suficiente, usar ropa clara o con colores llamativos en la parte alta del
cuerpo.
Aunque está comprobado, por estudios recientes, que
conducir con la luz grande encendida (aún de día) permite ser mejor visto a la
distancia, disminuyendo casi un 60% la posibilidad de choque con otro vehículo.
También los chalecos reflectivos o las cintas retroreflectivas cruzada en “X”
en el tórax y la espalda, son altamente efectivas para ser distinguido por el
resto de los ocupantes de las calles.
Es sumamente importante que el motociclista sepa que
un obstáculo en la calle puede ser terriblemente perjudicial, por eso es que
hay que tener “buena luz para ver bien”, un buen casco que ayude a una
visibilidad ideal y estar completamente atento a las condiciones de la calle y
del tránsito.
Ya que una piedra, un ladrillo, una botella rota, una
lomada, deformidad en el asfalto, un bache, aceite o combustible, un perro o
una pelota pueden convertirse en el detonante de una caída o un accidente.
El conductor de moto debe estar extremadamente alerta
y anticiparse a cualquier situación peligrosa.
La puerta de un auto que se abre, el giro de un
camión sin guiño, el taxi que para de golpe sin previo aviso, el trolebús que
baja pasajeros en doble fila o un niño corriendo detrás de su mascota se
convierten de repente en una dramática sorpresa para la intimidad del
motociclista.
Si nos centramos en el aspecto más obvio, es difícil
entender como no se ha
generalizado el uso del casco en el interior de
nuestra ciudad o provincia, con el número apabullante de traumatismos tratados
en centros de salud como el Hospital de Urgencias o el Hospital de Niños, por
citar los más utilizados.
Más si pensamos que cumple la única y fundamental
misión de proteger
la cabeza, absorbiendo la energía derivada del
impacto en caso de un accidente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario